Un día, sin saberlo, se dio la vuelta en la esquina más cercana y se llevó sus libros, sus canciones y su sombra permanente. ¿Se llevó también los ideales que tan arraigados parecían?¿Es necesario el desgarro?¿es real o es una bocanada de adrenalina que tiñe el filtro con el que percibimos nuestro mundo?¿se apaga, se destiñe, desaparece?¿Cuánto puede llevarse esa sombra en tan poco tiempo? ¿se lo ha llevado?Tal vez no, quizá seamos simplemente otra versión de nosotros mismos.
Hace poco encontré una carta de uno de esos compañeros de viajes y de repente se metió por mi nariz un hilillo de aire, aire fresco pero cargado de momentos. Momentos de dudas, momentos en los que vislumbras el pasado, flashazos de instantes vividos, muy queridos pero no añorados. La esencia no se la llevó, esa es la misma siempre, tal vez mutemos en la medida en que nuestra supervivencia lo exige. Será que ahora el "yo dibujo" se ha mudado donde antes vivía el "yo escribo", pero de vez en cuando se visitan e intercambian correo.
Hace poco encontré una carta de uno de esos compañeros de viajes y de repente se metió por mi nariz un hilillo de aire, aire fresco pero cargado de momentos. Momentos de dudas, momentos en los que vislumbras el pasado, flashazos de instantes vividos, muy queridos pero no añorados. La esencia no se la llevó, esa es la misma siempre, tal vez mutemos en la medida en que nuestra supervivencia lo exige. Será que ahora el "yo dibujo" se ha mudado donde antes vivía el "yo escribo", pero de vez en cuando se visitan e intercambian correo.
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